las cuatro paredes

Por Camila Ponce Hernández y el tiempo se agota, como el deseo de la materia de volver siempre al principio

Diario de un idiota

Por Mikaela Huet-Vray 03 de marzo (8:41 a.m.) Menos pájaros. Más gritos de noche. No sé por qué estoy aquí. No he hecho nada malo. No me dejan hablar mucho con los otros. Sarita no ha venido a visitarme. Qué pasa. Me siento triste. (2:22 p.m.) Voces al lado. Qué envidia.

donde acaba el aliento

Por Camila Ponce Hernández los últimos oropeles de un paraíso perdido se desahogaron en líneas arenosas como el poeta canta sobre el coral las maneras en la que se puede vencer el naufragio, y poder ser árbol, y aferrar la vida en el tronco del viejo roble caído y con su leña avivar el fuego,…

Elegía a mi gato

Por Juan Carlos Calvillo Si una lágrima exige tu recuerdo, mi gatito, un caudal inagotable brotará hasta regar este pequeño sepulcro, la arboleda en la que yaces, y el punzante dolor de la tristeza habrá de transformarse en vida nueva.

me voy para no regresar

Por Camila Ponce Hernández en un claro de patria donde abrazo mis dos hogares terribles, / rechazo a la luz de la página desierta.

Petirrojo

Por Mikaela Huet-Vray Mi vida se me estaba resbalando entre los dobleces de mis sábanas y eso me paralizaba. Todo me paraliza ahora. De chiquita no era así.

Dos poemas de Andrés Tuxtla

Por Andrés Tuxtla No tengo cómo esconderme de mis recuerdos. Regresan a mí, como olas que golpean un acantilado de piedra muy susceptible. Esta noche es a Manuel a quien veo sonriendo a través del humo de su cigarro.

El nacimiento de Vera

Por Armando Gaxiola Vera se hospedó en el cuarto de la infancia de Agustín y no podía evitar acordarse de él, sobre todo cada vez que veía en el techo, sobre la almohada, la grieta que él decía que tenía forma de pétalo de bugambilia. Para ella, era una grieta con cara de grieta, pero…

Tres aproximaciones a la Noche transfigurada

Por Armando Gaxiola Hay montañas de poemas que son traducidos y reproducidos exclusivamente para ponerlos en los cuadernillos de discos de música clásica o los programas de recitales y conciertos. Por dar un ejemplo, si quisieras tener en tus manos un poema de Schiller…

Los ojos del silencio

Por Bruno Armendáriz Sin embargo, cuando la parálisis de aquel pavor estaba al borde de alcanzar su punto mortal, los sonidos cesaron de repente, y un sosiego espantoso y definitivo abrazó al puerto.

El verano

Verónica no siempre lo detestó. Los primeros años, se burlaba con Andrés de las tardes bochornosas, enumerando las ventajas de tener mucho frío contra tener mucho calor. Al final, él siempre llegaba a la misma conclusión: con el frío siempre puedes ponerte otra cosa encima, pero con el calor sólo hay tanto que puedas quitarte.…

Marcha fúnebre en el estilo de Callot

Por Armando Gaxiola Pensaba que escuchar sus palabras, tan delicadas como definitivas, se asemejaban a tener mariposas anaranjadas entre las manos. Con un tono alentado y más cercano al murmullo que al habla, como si pesara cada letra contra sus alternativas, la profesora empezó a hablar.

Canción del fuego fatuo

Por Armando Gaxiola Te sorprendió la manifestación del otoño: ver que las hojas no salían amarillas o naranjas, sino que se iban colorando de adentro hacia afuera, como si un fuego naciera de su centro y las preparara para extinguirse.

Una propuesta ilustrada

Por Alejandro Porcel Es sentido común, colegas. El paso migrante no puede seguir más. La “Propuesta ilustrada” que he venido a presentarles, humilde, es una solución inmediata.

Humo

Las columnas de aquel humo emergían de las ventanas y se desparramaban hacia afuera como tentáculos grises.

Me sabes a vida

Por Michelle Tapia Me sabes a vida pasada en la que todo es cierto y necesario, en la que, sin más remedio, comulgamos.

Cuatro poemas

Por Paulina Sentíes Acariciar la ausencia como animal de compañía que solo llega se arrincona en la continuidad ensordecedora de los aviones

Todo el tiempo del mundo

Por Sofía Muñoz Escuchas las voces de tus primos, unos casados, otros por estarlo, y piensas que alguna vez tuvieron cinco años y eran los pequeños de la familia.

La rosa de Wittgenstein

Por Armando Gaxiola El momento había llegado: escribió “estructura lingüística subyacente”, “lógica formal simbólica” y “metafísica”, que después tachó.

El planeta blanco

Por Sofía Vega Ha pasado otra semana y sigo sin encontrar al capitán. A través del hielo llegamos a una especie de cueva cristalina, del mismo hielo de la superficie, pero con una consistencia distinta, casi pegajosa, como si al derretirse en tus palmas no se quisiera ir.